La Caldera

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Rosario Romero: la madre de la derrota

La Caldera | 27/10/2025. En Entre Ríos no perdió “el peronismo”: lo hicieron perder quienes lo manejaron como un club cerrado. Y en esa cadena de responsabilidades, Rosario Romero es la madre de la derrota.No es una etiqueta: es un acta política.

Cómo se dinamitó el PJ entrerriano

Cerrojo interno. Después vinieron las impugnaciones y exclusiones en la interna. Listas que se presentaron quedaron afuera; militancia desmovilizada; mensaje claro: “acá decide la cúpula”.

Aislamiento sistemático. Primero se aisló a todo el que pensaba distinto. Se desoyó a las bases, se cortó el diálogo territorial y se blindó la rosca en cuatro oficinas.

Palanca y disciplinamiento. Hubo presiones y “gestiones” que en la práctica funcionaron como mordaza. Se castigó la disidencia y se premió la obediencia.

La foto como reemplazo de la política. Cuando el agua ya tapaba el cuello, posaron con la presidencia partidaria para simular “respaldos de las bases”. Puro decorado: la gente estaba en otro lado.

Ceguera estratégica. Falta de percepción, timing y olfato. Se leyó mal la calle, peor la economía y nada el humor social. Se subestimó el hartazgo.

El veredicto de las urnas

Mientras Frigerio–LLA ordenó un voto útil transversal, el PJ ofreció la misma selfie de siempre:
Adán Bahl, Guillermo Michel, Rosario Romero, Adrián Fuertes, Eduardo Lauritto, Juan José Bahillo, Gustavo Bordet, Enrique Cresto, Miranda, Juan Carlos Darrichón, Navarro, Hernán Vitulo… nombres repetidos, ideas gastadas. Ni juntos alcanzaban.
Resultado: ventaja holgada para el oficialismo provincial en casi todo el mapa y un peronismo por debajo de su propio piso histórico de expectativa.

La parte que no quieren leer

Quienes critican al gobernador en la sobremesa terminaron respaldándolo en la urna. No por enamoramiento: por espanto a la foto de regreso del aparato. Eso también lo fabricó Romero: construyó el rival perfecto… para perder.

Responsabilidades con nombre y apellido

Rosario Romero: conducción de hierro sin brújula. Cerró el partido, castigó la diversidad interna y degradó la primaria a trámite.

El resto de la estampa (Bahl, Michel, Fuertes, Lauritto, Bahillo, Bordet, Cresto, Darrichón, etc.): silencio funcional y complacencia. Si el plan era “ordenar”, ordenaron la derrota.

Lo que viene (o no viene)

O hay terapia de shock —apertura real, reglas claras, caras nuevas, programa y territorio— o hay irrelevancia. No alcanza con otra foto, otro sello, otro eslogan. La gente ya votó con fastidio y memoria.

En Entre Ríos la derrota tiene firma. Rosario Romero eligió dinamitar la competencia interna y cambiar política por utilería. El costo lo pagó todo el peronismo. Y la cuenta, visto lo visto, recién empieza.