
.Una concesión a medida, vínculos políticos y una justificación ridícula.
Mediante el Decreto N.º 65/2025, la Municipalidad de San José, departamento Colón, convocó a la Licitación Pública N.º 03/2025 con el objetivo de adjudicar la concesión del kiosco y cafetería ubicados en el interior del complejo termal Maximiliano Tarabini. Sin embargo, lejos de resultar un proceso transparente y beneficioso para las arcas municipales, la adjudicación final expone graves irregularidades y una sospechosa maniobra político-administrativa.
El hecho que encendió las alarmas es que el Municipio adjudicó la concesión a la Sra. Laura Martin (CUIT 27-25299904-9) —quien ya venía explotando el servicio— por la suma de $20.709.897 por 32 meses. Lo insólito: su propuesta fue la séptima en orden de montos ofrecidos, superada ampliamente por otras ofertas, entre ellas:
- $48.999.829
- $57.600.000 (la mejor oferta y que, conforme a los principios de transparencia y beneficio económico, debió haber sido adjudicada).
Esto implica una pérdida patrimonial directa de más de $37.000.000 para el Municipio de San José. Lejos de corregir el rumbo, el Intendente Gustavo Bastián y su secretario Jacinto Totorica, mediante el Decreto N.º 87/2025, justificaron la escandalosa decisión alegando que la Sra. Martin tiene “una trayectoria como concesionaria ampliamente satisfactoria, acreditando un desempeño eficiente, responsable y comprometido con la calidad del servicio”.
La fundamentación omite por completo el análisis económico y técnico de las propuestas, ignorando el grave perjuicio económico al patrimonio público, en clara violación a los principios de eficiencia y razonabilidad que deben regir en la administración de los recursos del Estado.
Pero hay más. Laura Martin mantiene una estrecha relación personal y política con Anabella Lubo, la poderosa «supersecretaria» del municipio y mujer del propio intendente Gustavo Bastián. Lubo, quien suena como potencial candidata oficialista en las próximas elecciones, aparece como pieza clave en este circuito de favores.
Como si el blindaje político no fuera suficiente, testigos aseguran que Martin y Lubo celebraron la polémica adjudicación en la tradicional Fiesta de la Cerveza en Paysandú, dejando una postal perfecta del desprecio por los controles públicos: mientras el pueblo pierde millones, el círculo íntimo del poder brinda.
Este caso no solo expone una licitación direccionada, sino también el manejo discrecional y patrimonialista de los bienes públicos, configurando un esquema donde las relaciones personales y políticas priman sobre el interés general. El único perdedor, una vez más, es el vecino de San José, que asiste pasivamente a la pérdida de más de $37.000.000 de pesos en favor de la continuidad de un círculo privilegiado.