Los resultados electorales en CABA dejaron algo más que porcentajes: dejaron una interpelación.
La Libertad Avanza demostró que puede ser competitiva sin alquilar sellos, sin pedir permiso y sin arrodillarse ante los restos de un sistema en ruinas.
Entonces, la pregunta se vuelve inevitable para Entre Ríos:
¿Puede la Libertad avanzar en serio si en su mochila lleva a los que destruyeron y saquearon el Estado?
Porque no se trata de errores ni de mala gestión.
Se trata de un saqueo planificado, sostenido durante décadas con nombres y apellidos.
Un sistema que vació el Estado y corrompió las instituciones, con la complicidad de muchos “Globertos”, como Zacarías y Vitor, que se vendieron como oposición pero jugaron siempre para los que mandaban.
Hoy tenemos un gobernador que, en apenas unos meses, designó una caterva de funcionarios con sueldos millonarios y estructuras paralelas, mientras desde el atril declama austeridad.
Que convirtió ENERSA en una especie de Cámpora amarilla, donde abundan los contratos a dedo, las consultorías a medida y el reciclaje de viejos operadores que saben moverse en la penumbra del poder.
Y en este contexto aparece Frigerio, intentando ubicarse como sinónimo de renovación.
Pero Frigerio acompaño en silencio el desgobierno corrupto de Bordet, nunca enfrentó al poder judicial que maneja Romero, y se acomodó en el rol de garante del sistema más que en el de opositor real.
Ahora pretende sumarse al lomo del león, como si ser mochila fuera mérito suficiente.
¿Puede una fuerza que promete motosierra arrastrar ese lastre?
¿Puede hablarse de libertad si el proyecto incluye a los responsables del saqueo?
Y es ahí donde conviene aclarar:
Frigerio no necesita a Michel. Y Michel tampoco necesita a Frigerio.
Porque Michel juega solo. Su poder no está en las alianzas, sino en los aportes. No milita, invierte.
Un desconocido para la mayoría, cuya única virtud pública es ser sponsor. Sponsor de medios, campañas y estructuras que, cuando se apagan las luces, le garantizan negocios y blindaje.
Y el PRO, que supo representar algo más definido, hoy es apenas una sigla desdibujada, sin liderazgo claro, sin mística, sin militancia real. El partido de Macri, pero sin Macri. El sello que Frigerio usó, pero que ya no moviliza a nadie.
Entonces, volvamos a preguntar:
¿Puede La Libertad Avanzar ser la expresión del cambio si se deja cooptar por estos intereses?
¿Puede hablarse de motosierra si se negocia con los que siempre manejaron la caja?
Porque si los que arruinaron Entre Ríos —Romero, Bordet, Michel, Bahl— vuelven camuflados de aportantes o asesores, no hay libertad ni hay cambio. Hay reciclaje.
Y Entre Ríos ya no tiene margen para que le pinten la misma estafa de otro color.
Los entrerrianos votan para que caiga el sistema, no para que se le cambie el logo.
Votan para que la política deje de ser el refugio de los socios del saqueo.
La verdadera libertad no necesita mochilas.
Y mucho menos, mochilas llenas de mandriles.