En un nuevo giro que huele más a cálculo político que a justicia, el juez Juan Malvasio resolvió revocar la prisión domiciliaria de Jorge Julián Christe y ordenó su traslado a la Unidad Penal N.º 1 de Paraná por un plazo de 60 días. La decisión, tomada con el estruendo mediático que el magistrado parece buscar, tiene más de efectismo que de compromiso con el debido proceso.
Christe, condenado por el femicidio de Julieta Riera en un proceso plagado de cuestionamientos, goza del beneficio de la prisión domiciliaria mientras se espera la realización de un nuevo juicio, esta vez con jurado popular, tal como lo ordenó el Superior Tribunal de Justicia tras anular la condena anterior por falta de imparcialidad. Pero ese nuevo juicio nunca llega.
Malvasio, lejos de acelerar el proceso o poner fecha a la audiencia de selección del jurado —pieza clave del sistema de justicia participativa que la sociedad reclama—, elige el camino más fácil: el show punitivista.
¿El motivo de la revocación? Christe salió a la vereda de su casa a recibir a su hijo. Sí, eso bastó. Un gesto humano y mínimo es utilizado por Malvasio como excusa para mostrar autoridad. Una autoridad que, cuando se trata de garantizar el nuevo juicio, se diluye entre excusas administrativas y demoras injustificadas.
La medida de prisión preventiva por 60 días parece más una jugada para lavarse la cara frente a la presión social y mediática que una decisión fundada en el derecho. Porque si de peligrosidad procesal se tratara, el juez tuvo meses para disponer medidas alternativas, controlar rigurosamente el cumplimiento de la domiciliaria o, mejor aún, fijar fecha para que la ciudadanía juzgue.
Mientras tanto, la víctima sigue esperando justicia verdadera. No la simbólica, no la que se escribe en comunicados de prensa o se actúa en audiencias fotogénicas. La justicia real, la que se construye con procedimientos limpios, juicios imparciales y participación ciudadana.
Malvasio, otra vez, prefiere el camino de los parches. Revoca beneficios sin resolver lo de fondo. Castiga a Christe con una medida provisoria que apenas maquilla el hecho de que sigue sin hacer lo que debe: convocar al juicio por jurados.
La ciudadanía no necesita gestos tribuneros. Necesita verdad, justicia y transparencia. Y eso, por ahora, sigue sin fecha en los tribunales de Entre Ríos.