La Caldera

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“Entre Ríos sueña con Chaco, pero despierta con el 7% de Salta”

En el PJ de Entre Ríos todos hacen como que no pasa nada. Se sientan en reuniones sin quórum político, lanzan internas con olor a trámite administrativo y, como si fuera poco, se ilusionan con llegar al 30% como Capitanich en Chaco.

Pero la postal es otra: la de Salta, con un peronismo evaporado al 7%, sin pueblo, sin mística, sin dirigentes.La diferencia es que allá al menos lo asumieron. Acá, siguen vendiendo humo, y encima con los mismos de siempre.

En lugar de hacerse cargo de 20 años de derrotas, de gobiernos repletos de contratos truchos, acomodos familiares, cajas paralelas y pactos judiciales, ahora se disfrazan de “renovadores”.

Pero no con sangre nueva: con los Mariscales de la Derrota.En todos los distritos se repite el patrón. Un PJ ausente, cerrado o cooptado. Una dirigencia que canta de un lado y pira para el otro. Los que hacen críticas tímidas en off, pero después van a votar con las dos manos la ley Castrillón. Los que piden autocrítica para la foto, pero votan obedientemente en el Senado lo que les mandan los mismos que los fundieron.

Los que fundieron el IOSPER, por ejemplo. Los mismos que ahora se presentan como sus defensores. Los que llenaron de contratos los organismos, que usaron la obra social como caja, que vendieron medicamentos con sobreprecios, que tercerizaron la salud mientras hacían negocios para cuatro vivos. Y hoy se rasgan las vestiduras hablando de los trabajadores.La campaña que se viene no es de propuestas, ni de sueños colectivos. Va a ser una pesadilla defensiva. Porque en vez de plantear una alternativa de provincia o de país, el PJ va a tener que salir a explicar por qué Beto Bahl tenía contratados a todos los hijos, el suegro y la mujer en la Legislatura. Por qué cobraban sueldos altísimos sin ir a trabajar, mientras jugaban al básquet en Buenos Aires. Y eso va a ser lo leve, porque en su momento, los medios llegaron a hablar hasta de cubiertas robadas en clubes allanados.

Esa va a ser la campaña. Explicar vergüenzas. Defender lo indefendible. Porque obstinados con la foto de quienes personifican la decadencia del peronismo entrerriano, insisten con fórmulas que no emocionan ni a los punteros. Mientras tanto, en un país que se amontonó contra Milei con una estrategia nacional, el PJ de Entre Ríos cree que zafó. Pero no. Si no fuera por el espanto generalizado, el resultado hubiese sido una estafa electoral. Porque nadie estaba conforme: ni con los candidatos, ni con las listas de unidad, ni con los silencios pactados.

Este PJ no se encamina a una elección. Se encamina a una confesión pública. Y va a ser bajo juramento.