La Caldera

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ENERSA: la caja que todos defienden como si fuera sagrada. Desde TRONCOSO a MICHEL sin BANDERIAS.

ENERSA: cuando la dirigencia defiende la caja disfrazada de patrimonio

Cada vez que alguien menciona la posibilidad de privatizar ENERSA, la política entrerriana reacciona en bloque. No es amor por la empresa pública, es defensa del botín. Lo vimos esta semana: frente a las declaraciones de Joaquín Benegas Lynch, candidato libertario que agitó la idea de privatizar la distribuidora eléctrica y hasta Salto Grande, varios dirigentes se apuraron a despegarse.

Entre ellos, el propio Troncoso, que salió con un comunicado rápido, como si lo dicho fuera un ataque de espasmos libertario sin mayor trascendencia. Lo mismo Michel, que desde su candidatura y con un prontuario aduanero cargado de denuncias de coimas, repitió que “ENERSA da ganancias” y que “hay que defenderla”.

Pero la discusión no puede quedarse en esa superficie cómoda: ¿de qué sirve que dé ganancias si está colonizada por la política y administrada como agencia de empleos?


El mito de la “empresa eficiente”

Es cierto: ENERSA cierra balances en positivo. Pero eso no prueba eficiencia ni transparencia, prueba que vende un servicio esencial, cautivo y sin competencia. Como decíamos: es cazar en un zoológico. El negocio está asegurado porque el usuario no puede elegir, paga sí o sí.

Que Michel lo use como argumento muestra lo endeble de la defensa:

  • Una empresa que da superávit puede estar igualmente mal administrada, sin control independiente, y llena de contratos turbios (caso Securitas).
  • El hecho de que genere caja la hace todavía más apetecible para el poder de turno, que la reparte como premio consuelo a amigos, familiares e integrantes de listas derrotadas.

El reparto político en números y nombres

La colonización política es evidente:

  • Vicepresidencias ocupadas por ministros sin formación técnica, como el de Gobierno.
  • Síndicos que son fiscales de Estado, en un doble rol que cancela cualquier atisbo de contralor real.
  • Oficinas llenas de ex políticos reciclados: concejales, legisladores, funcionarios de segunda línea, todos con cargo asegurado apenas cambió el gobierno.

Ese es el modelo que Troncoso y compañía salen a defender como si fuera “el patrimonio de los entrerrianos”. La verdad es que defienden su sistema de favores y acomodos.


Privatizar vs. sincerar

Reducir el debate a “privatizar sí o no” es la trampa. No todas las empresas públicas se privatizan porque sean deficitarias. También se discuten aquellas que funcionan mal, que son colonizadas, que se vuelven intocables solo porque dan caja.

ENERSA “aguanta” porque el servicio es esencial y la demanda está garantizada, no porque haya una gestión técnica que merezca aplausos.

Lo de Benegas Lynch no fue un espasmo libertario: fue un disparador incómodo. Explotó un silencio que la dirigencia provincial preferiría mantener: cómo se administran en realidad las empresas públicas en Entre Ríos.


Conclusión

La política provincial corre a despegarse del planteo libertario porque teme que la discusión deje al desnudo lo que todos saben: ENERSA no es una empresa modelo, es una caja colonizada.

Mientras Michel intenta venderla como eficiente porque “da ganancias” y Troncoso actúa como si la privatización fuera un disparate exótico, los usuarios siguen pagando facturas pesadas para sostener un esquema donde los que verdaderamente se iluminan son los políticos que la manejan.

El verdadero debate no es si se privatiza o no. El verdadero debate es si se sigue aceptando que un servicio esencial esté administrado como botín de la política, o si se transforma en lo que debería ser: una empresa profesional, transparente y al servicio de los entrerrianos.