El carnaval más caro del país, firmado a mano y con cuentas “de fantasía”
En Victoria, el Carnaval 2025 no solo dejó lentejuelas y comparsas: dejó también un balance municipal que haría sonrojar hasta a Guillermo Moreno en sus mejores épocas dibujando las planillas del INDEC.
El pliego para participar habria costado entre $360.000 y $720.000. Sí, setecientos veinte mil pesos en venta de pliegos, es decir derecho a ofertar que deberia ser gratuito o simbolico. ¿Resultado? Se presentó una sola firma, de un empresario de Gualeguaychú con antecedentes en “emprendimientos” del Ministerio de Desarrollo Social tan creativos como los que atormentan a Laura Stratta.
El documento oficial (si es que así puede llamarse) llegó con firma a mano, sin sello, con números redondeados al gusto del chef y una prolijidad digna de un cuaderno de almacén de barrio. Y como frutilla del postre, nos venden un “superávit” de $5.470.296,51, que solo se lo cree quien no se detiene a mirar lo que no se computa:
- Armado del predio y toda la infraestructura municipal.
- Limpieza antes, durante y después de cada noche de carnaval.
- Consumo eléctrico y personal municipal afectado.
- Seguridad, señalización, cortes de calle, horas extras…
Nada de eso aparece en la planilla. Como si todo ocurriera por arte de magia y las facturas de luz se las llevara el viento.



Encima, algunos rubros de gasto que sí figuran parecen misteriosamente bajos para la magnitud del evento: publicidad por $692.000, viandas por $85.000, o premios por $509.000. En un carnaval que recaudó más de 100 millones, suenan a gasto simbólico… o a gasto que se imputó en otra parte.
Si este modelo de “gestión” fuera real, Isa estaría organizando bailes en la plaza con “mucha guirnalda de luces” y coronando a Terror do Corso como pasista oficial de Laura y Yoli Bar, entre caipirinhas y rifas de freezer.
La postal es clara: en Victoria, entre las plumas y los decretos, el único que termina bailando es el contribuyente.