La Caldera

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ROSARIO Romero entrega el sistema a una UTE hecha en Misiones y UTA les pide silencio a los choferes

La foto del día es brutal: la UTA Paraná pidiéndole a los trabajadores que no hagan “medidas aisladas” y que esperen “el reclamo judicial” por la transición del servicio. O sea: calma, bajen la voz y confíen. ¿En quién? ¿En los mismos que vienen licitando, adjudicando y comunicando un cambio “histórico” que todavía no explica qué pasa con la continuidad laboral y la antigüedad de 200 familias?

Mientras el gremio “ordena” a la base, el Municipio avanza con San José UTE como nueva prestataria. No es “la empresa conocida” que vendieron en conferencia: es una Unión Transitoria de Empresas armada por Transporte San José S.A. y Kenia S.A., radicadas en Misiones. La propia comunicación oficial y la prensa local lo dicen sin maquillaje.

¿Experiencia real o relato? La intendenta Rosario Romero elogió la “vasta experiencia” del esquema San José–Kenia. Pero en Misiones se documentó que San José fue creada en 2023, sin trayectoria urbana previa, y que opera asociada a Kenia S.A. (Grupo Horianski). Además, periodistas de Posadas vienen señalando **comentarios de un “vínculo directo” entre San José y el hegemónico Grupo Z (Zbikoski), el jugador dominante del transporte misionero. No es un detalle menor: habla de padrinazgos políticos y concentración.

Para completar el cuadro: el viceintendente Cáceres vendió el cambio como un “hito” que traerá 70–77 colectivos 0 km y más tecnología. Marketing perfecto… salvo por la letra chica: no hay continuidad empresarial (lo reconoció la propia Romero) y el gerente de San José dijo que “con nosotros entran con cero antigüedad”. Por eso la UTA salió a advertir que no permitirán despidos y que rige el art. 225 LCT (transferencia de establecimiento). ¿Entonces por qué el gremio también exige “no hacer medidas aisladas”? ¿A quién cuidan primero?

El otro elefante en la sala: la política misionera detrás del negocio. En Posadas, el transporte urbano está moldeado por el Grupo Z y su sintonía con el oficialismo provincial; hay notas públicas que muestran colectivos movilizando a la militancia renovadora y proyectos impulsados desde la Cámara que preside Carlos Rovira para expandir el esquema. ¿De verdad Paraná necesita importar ese modelo de hiperdependencia a una plaza que ya sufre tarifas, frecuencias y un servicio en caída?

Lo sustantivo

  1. El gremio debe defender a los choferes, no disciplinarlos. Si hay peligro sobre absorción y antigüedad, el conflicto es hoy, no después del “reclamo judicial”.
  2. El Municipio eligió una UTE foránea con anclaje en Misiones, vendida como “experta”, cuando la evidencia muestra una estructura nueva (San José, 2023) apalancada por otra firma (Kenia) y orbitando un ecosistema concentrado. Eso es riesgo regulatorio para Paraná.
  3. Transparencia: la ciudadanía merece conocer quiénes son los beneficiarios finales de San José UTE, sus balances, su financiamiento para 70–77 unidades 0 km y las cláusulas de garantías, penalidades y continuidad de personal del pliego. Hoy, todo es promesa y spot.

En síntesis: Romero terceriza el problema importando una UTE misionera “de laboratorio” y la UTA baja línea para que nadie se mueva mientras “litigan”. Los usuarios siguen sin certezas y los choferes, contando los días para saber si su antigüedad vale o no. Paraná no necesita más slogans: necesita contratos claros, control público duro y reglas que protejan a los que ponen el cuerpo. Si no, el “hito” será solo otro negocio blindado con padrinos a 1.000 kilómetros.