La Caldera

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Romero vuelve a poner a Cresto en la parrilla

Rosario Romero, siempre atenta a los movimientos de poder, acaba de reposicionar a Enrique Cresto en el centro de la escena. Tras un encuentro con Rogelio Frigerio que dejó tela para cortar, la intendenta de Paraná decidió desempolvar viejas denuncias sobre irregularidades en Concordia, esas que ya estaban en los cajones y que se usaban como moneda de cambio en la interna.

La jugada no es ingenua: primero fueron las amenazas de “judicializar” la herencia de Cresto, luego el oficialismo eterno de Enrique –capaz de saltar del Bordetismo al Frigerismo sin perder la sonrisa– y ahora, cuando el tablero nacional empieza a correrse, lo vuelven a subir al asador.

El aval que incomoda

En la rosca nacional, Romero tomó nota de que Gabriel Katopodis y el “Tano” Menéndez ya avalaron a Cresto como candidato a gobernador, bajo el paraguas de Axel Kicillof. La posibilidad de que Cristina Fernández de Kirchner bendiga esa jugada incomoda a muchos en Entre Ríos, en especial a una Rosario Romero que jamás logró instalarse en el corazón del kirchnerismo puro.

Con esa lectura, no sorprende que las causas que habían quedado frenadas durante la interna peronista –cuando Cresto había pactado con Romero para correrse de la Fiscalía y garantizarle a García un curro tranquilo– hoy vuelvan a agitarse como brasas encendidas.

Concordia, el laboratorio del poder

No hay que olvidar que Concordia es tierra fértil para estas historias: mucho dinero en circulación, pobreza estructural y una administración municipal que siempre funcionó como trampolín para fortunas personales. Fue ahí donde Gustavo Bordet construyó los cimientos de su patrimonio político y económico, y de donde Cresto salió para proyectarse. La miseria que hoy azota a la ciudad es la contracara de esa riqueza mal distribuida.

Romero lo sabe: cada vez que alguien quiere cortar alas a un dirigente del peronismo entrerriano, basta con mirar a Concordia para encontrar materia prima. Y Cresto vuelve a ser la víctima predilecta.

La parrilla vuelve a encenderse

El mensaje es claro: si Cresto se anima a avanzar con respaldo nacional, lo van a seguir cocinando a fuego lento. Y la que mueve las brasas esta vez es Rosario Romero, la dueña de los resortes judiciales en Entre Ríos, que nunca pierde la oportunidad de mostrar que ella también sabe jugar duro.

Se necesita urgente un fiscal anticorrupcion que investigue en tiempo y forma los robos, y no una mesa judicial que marche al compaz de la política.