Rogelio Frigerio acaba de sellar su adhesión formal a La Libertad Avanza, tras una negociación áspera que dejó en claro quién manda y quién recibe las sobras. El acuerdo le promete “revisar” la propuesta original de Milei, que reservaba para los libertarios los dos primeros lugares en las listas de diputados y senadores. En los hechos, apenas un gesto para que los radicales que votan el domingo se aferren a la ilusión de algún lugar expectante.
El gobernador entrerriano se convierte así en el primer mandatario provincial incapaz de armar su propia lista en una legislativa, atando su suerte al proyecto nacional de Javier Milei, un espacio que lo ha maltratado política y financieramente. Frigerio renuncia al protagonismo que pretendía con Sueños en Grande —aquel intento de épica entrerriana que lo dejó a la altura de un Urribarri versión 2.0— para convertirse en un socio menor.
Ni siquiera sus guiños a la Casa Rosada han sido correspondidos: menos fondos, menos espacio y más condicionamientos. Y para completar el cuadro, su “legisladora estrella” Nancy Ballejos —diputada que busca la reelección— votó esta semana, como gesto de fidelidad a Milei, en contra del financiamiento universitario y en contra de la emergencia pediátrica que incluía al Hospital Garrahan. Dos decisiones que confirman que, incluso en cuestiones tan sensibles, el alineamiento con los libertarios está por encima de las necesidades concretas de los entrerrianos y de la Argentina.