La trama de los USD 300.000 en negro, la mutual fantasma y el delfín político de Zacarías que cobra en silencio
Mientras la investigación por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero acorrala al exinterventor del EPRE, Juan Domingo Zacarías, otro nombre comienza a ocupar su lugar en las sombras del poder: el de Jorge Maier, hoy diputado provincial por Juntos por Entre Ríos, pero durante años el ejecutor financiero, político y operativo del mismo esquema que está bajo la lupa de la Justicia Federal.
Lo que comenzó con una denuncia anónima por fondos en negro depositados en una mutual informal de Paraná, hoy está confirmado por documentos y testimonios: USD 300.000 en efectivo, depositados en dos tandas —diciembre de 2019 y mediados de 2020— a cambio de un rendimiento del 3% mensual. ¿Quién retiraba esos intereses en dólares, mes tras mes, sin declarar ni tributar? Jorge Maier.
Sí, el mismo que hoy integra comisiones legislativas, firma declaraciones de austeridad republicana y acompaña las campañas de Rogelio Frigerio hablando de “transparencia”. Fue él quien durante más de tres años se encargó de extraer, en mano, alrededor de USD 9.000 mensuales del circuito oscuro que tejió Zacarías con una financiera no registrada ante el Banco Central ni la CNV.
Una sociedad política y patrimonial
La relación entre Zacarías y Maier excede lo institucional. Maier no era simplemente un colaborador o un operador legislativo. Era, según se desprende de las actuaciones judiciales y del testimonio de múltiples fuentes, su alter ego. Quien negociaba, ejecutaba, cobraba, y —según algunos— también repartía.
Cuando la mutual dejó de pagar los intereses, Zacarías pidió la devolución del capital. No se la dieron. Y entonces estalló la interna: apareció una denuncia, se filtró el circuito de los retiros, y quedó expuesta la trama de una mutual utilizada para captar fondos en negro, facilitar retornos, canalizar aportes irregulares, y blindar a ciertos sectores del poder político provincial.
La causa que tramita en la Justicia Federal de Paraná es clara: lavado de activos y presunto enriquecimiento ilícito. Se investigan no solo los depósitos, sino el origen de los fondos, el uso del dinero, y la cadena de responsabilidades. Y ahí vuelve a aparecer Maier, una y otra vez, como engranaje central.
La pareja de «lavadores» fueron diputados por pedido expreso de CRISTINA KIRCHNER en 2007 en la lista de URRIBARRI, y FRIGERIO les ha respetado bancas desde que arma en la provincia en 2015.-
Viajes, rumores y un estilo de vida que no cierra
A esta altura, los rumores no alcanzan, pero tampoco se evaporan. Se habla de viajes al exterior (Disney, Francia, Estados Unidos), de vínculos con sectores del fútbol de primera línea, incluso de un palco en el estadio de River (donde habria negocios con su filial) asociado a operadores políticos que habrían tenido acceso a beneficios que no se explican con los sueldos estatales.
Todo ese estilo de vida —algunos lo califican como “nuevo lujo de la rosca”— empezó a levantar sospechas en voz baja, pero ahora resuena fuerte en los pasillos de Tribunales, mientras los fiscales avanzan sobre una causa que se cocina lentamente, con la mira en un entramado que va mucho más allá de los dos nombres propios.
Frigerio, el silencio como estrategia
Frigerio lo sabe. Conoce perfectamente a Zacarías y a Maier. De hecho, ambos formaron parte del armado electoral que lo llevó a la gobernación. El primero un partido sin votos, y el segundo, ejecutor de este. Hoy, ambos representan un riesgo político que el frigerismo prefiere no nombrar.
Pero el problema ya no es solo judicial: es ético, institucional y estructural. El diputado Maier sigue en funciones. Nadie en la Cámara lo interpeló. Nadie pidió informes. Nadie presentó una denuncia. La consigna parece ser: si no se habla, no existe.
La impunidad, al desnudo
Mientras tanto, la sociedad entrerriana asiste, una vez más, al espectáculo de los privilegios blindados. De los que depositan en negro, cobran en sobre, y legislan con cinismo. De los que se presentan como “la nueva política” pero operan con los métodos de siempre. De los que fueron protegidos por el bustismo, luego por Urribarri, y hoy por Frigerio.
Jorge Maier es más que un diputado provincial. Es el símbolo de la continuidad de un modelo de impunidad discreta, aceitada por acuerdos silenciosos, encubierta por voceros funcionales, y sostenida por un poder que se recicla sin rendir cuentas.
La caída de Zacarías fue solo el principio. La figura de Maier ya está en la mira. Y con ella, el verdadero costo político de seguir construyendo poder sobre las mismas ruinas.