El cierre de alianzas en Entre Ríos dejó en claro que la campaña 2025 arranca sin épica y con mucha cocina lejos de la vista pública.
Frigerio vivió un cierre atípico. Desde 2015 era costumbre verlo instalarse un par de días en el Hotel Mayorazgo, recibiendo el desfile amarillo de dirigentes y aspirantes que buscaban un lugar en las listas. Esta vez, por la alianza con La Libertad Avanza, ese ritual se esfumó: no habrá fotos en el lobby ni corridas por los pasillos. Las definiciones se tomaron directamente en Buenos Aires, en las oficinas de Karina Milei, y lo que llegue a Entre Ríos ya vendrá sellado desde la mesa chica libertaria. Los radicales, después de una interna apagada, se conforman con negociar un tercer lugar en la nómina nacional.
En el peronismo oficial, el cierre de alianza fue quirúrgico: sentados en el escritorio, tacharon las cuatro listas rivales y dejaron al PJ formal como una estructura única… pero fracturada. El resultado es una oferta peronista fragmentada en tres o cuatro espacios: la lista oficial de Bahl y Michel, el armado de Héctor Maya con Gustavo Guzmán, el sector de Carolina Gaillard y lo que pueda reunir Troncoso, que aún no cumplió sus promesas de cobijo a los peronistas díscolos. “Fuerza Entre Ríos” conserva caja y contactos, pero la militancia le da la espalda y en redes ya cosecha récords de puteadas.
La izquierda también tendrá su boleta, asegurando presencia y micrófono en los debates, aunque su peso real en la disputa sea testimonial. Además es muy teniendo su critica al endeudamiento y a las mafias instaladas.
En síntesis: se cerraron las alianzas, pero lo que se abrió es un tablero con un oficialismo peronista reducido, una oferta opositora cocinada fuera de la provincia y un electorado que sigue mirando desde la tribuna.