La Caldera

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A 6 días del 26-O: hoy ganan los indecisos

Hay una verdad incómoda que atraviesa todas las encuestas: el primer lugar lo ocupan los que no eligieron. Entre “no voy”, “no sé” y “a nadie”, se arma el bloque más decisivo de esta elección. Si hoy fuera domingo, ganaría la apatía.

No es sólo pereza cívica. Es desconfianza acumulada. Cuando la mayoría de los sondeos pone a los indecisos por encima del 30%, y a las expresiones mejor posicionadas por debajo del 25% cada una, el mensaje es nítido: la sociedad no está comprando ni épicas recicladas ni promesas en cuotas. Y el peronismo —fracturado en varias ofertas— aparece lejos de su piso histórico. Del otro lado, el oficialismo provincial y sus aliados nacionales no logran transformar gestión en ilusión: retienen, pero no enamoran.

Tres caras del “primero”: no voy, no sé, a nadie

  1. No voy. Es el voto bronca en su forma más cruda: desengancharse. Es gente que no espera nada de la política y prefiere que la realidad pase de largo.
  2. No sé. Es prudencia y hartazgo. Sabe lo que no quiere, pero todavía no encuentra un “sí” que le cierre.
  3. A nadie. Es la boutade que desnuda el clima: si hubiera una casilla “ninguno”, cosecharía adhesiones. Se canaliza como blanco, nulo o desgano hasta el último minuto.

¿Cómo se llegó hasta acá?

  • Inflación emocional. No sólo suben los precios: sube la volatilidad de ánimo. La gente mide en experiencias, no en discursos.
  • Oferta fragmentada. Cuatro peronismos compitiendo entre sí confunden al votante identitario; el oficialismo, a su vez, conserva más que convoca.
  • Ruido y descreimiento. Escándalos, operaciones y chicanas tapan lo esencial: qué se va a hacer, cómo y con qué.

Lo que define la semana

  • Didáctica, no épica. Explicar simple cómo, dónde y para qué se vota. La pedagogía cívica vale más que un acto.
  • Un gesto de honestidad. Admitir límites, fijar 3 prioridades medibles y un calendario de ejecución. Menos promesa, más compromiso verificable.
  • Cuidar el tono. La pelea interna o el agravio gratuito sólo agrandan el bloque indeciso. El que ordene el clima, ordena el voto.

Qué deberían entender los candidatos (y ya)

  1. La gente no está en contra de la política; está en contra del verso.
  2. El voto apurado es hijo de la claridad. Si en diez segundos no se entiende tu propuesta, no existe.
  3. La legitimidad se construye con controles. Auditorías públicas, metas trimestrales y puerta abierta a la prensa valen más que un spot brillante.

La elección que se decide sin fanáticos

El 26 de octubre no se plebiscita una tribuna; se plebiscita una disposición anímica. Hoy, a seis días, el tablero muestra a indecisos en primer lugar; detrás, un oficialismo que no rompe el techo y un peronismo partido que no logra hablarle al mismo votante con una sola voz.

La política tiene una última chance en estos días: bajar del atril y hablar al oído. Decir poco, claro y comprobable. Si alguien logra convertir apatía en certeza, ganará una elección que —por primera vez en mucho tiempo— no está hecha para fanáticos, sino para los que todavía están esperando una razón para salir de casa.