En medio de una Entre Ríos paralizada, con hospitales desabastecidos, docentes reclamando sueldos que no alcanzan y rutas detonadas donde la gente se juega la vida cada día, Guillermo Michel eligió presentarse como candidato desde un helicóptero, asegura Diario del Sur Digital.
No es un capricho: es un símbolo. El helicóptero no es sólo un medio de transporte, es un mensaje de poder, de distancia y de impunidad. Michel no camina la provincia, la sobrevuela. No escucha a la gente en las paradas de colectivo, no siente el barro en los pies de las escuelas rurales, no espera en la guardia de un hospital sin insumos: él se eleva, se aísla, se coloca literalmente por encima de todos, por encima de la gente, literalmente.
Michel que hace años vive en Buenos Aires, con un pasado por la aduana, y una fortuna personal que nadie investiga, puede ir a la ciudad mas pobre le pais en HELICOPTERO, para luego volver a su amada CF.-
Ese lujo obsceno, en tiempos de crisis, no solo desnuda el desprecio por la realidad social, sino que revive las peores prácticas de la política entrerriana: ostentación, gastos millonarios, indiferencia. Es la foto de un candidato que juega a rico en un pueblo pobre.
El helicóptero de Michel no es innovación, ni modernidad, ni campaña de alto vuelo: es la confirmación de que el poder sigue reservado para los de siempre, para los que nunca viajan en colectivo, nunca esperan en la guardia de un hospital, nunca hacen cola en una ventanilla pública.
En definitiva, Michel eligió mostrarse como lo que es: parte de una élite política desconectada, que mientras la provincia se hunde, prefiere sobrevolarla desde arriba. El helicóptero es su verdadera plataforma: la de la soberbia, el privilegio y la impunidad.