Mientras en la paritaria estatal nacional la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) calificó de «miserable» la propuesta de aumento del Gobierno de Javier Milei —una suba acumulativa del 7,5 % en cuotas y sumas fijas no remunerativas de hasta $25.000 mensuales—, en Entre Ríos el mismo gremio firmó sin chistar un esquema similar… o incluso peor.
En la provincia, ATE aceptó con gusto una suma fija en negro, sin carácter remunerativo ni acumulativo, que ni siquiera compensa la inflación real del período. Es más: allí no hubo escalonamiento progresivo, sino un pago único sin recomposición salarial efectiva. Sin embargo, a diferencia de la Nación, la dirigencia local del gremio elogió la propuesta del gobierno de Rogelio Frigerio, y se apresuró a cerrar el acuerdo.
La pregunta es inevitable:
¿Por qué lo que es “miserable” en Nación es “valorable” en Entre Ríos?
¿Cómo se entiende que una misma organización rechace un 7,5 % más sumas fijas en Nación, mientras firma una suma en negro en provincia sin discusión?
El doble discurso queda en evidencia. ATE Entre Ríos parece olvidar sus banderas históricas de lucha contra el salario en negro y la precarización, cuando quien ofrece es un gobierno provincial al que claramente no quieren incomodar. En cambio, en Nación, donde el conflicto rinde más visibilidad, se lanzan a la denuncia estridente y la crítica grandilocuente.
La coherencia brilla por su ausencia.
Y lo que deberían ser negociaciones paritarias en defensa real del salario, terminan convertidas en juegos políticos de conveniencia.